Cuidar el corazón en el trabajo: una responsabilidad compartida
- Dr. Enrique Jean Silver

- 29 sept
- 4 Min. de lectura
El corazón late sin descanso unas 100 mil veces al día. Es, literalmente, el motor que nos mantiene vivos y activos. Sin embargo, en el mundo moderno —y particularmente en los ambientes laborales— lo exponemos a riesgos silenciosos: largas jornadas sedentarias, estrés crónico, mala alimentación, falta de sueño y ausencia de revisiones médicas.

La American Heart Association (AHA) y la Clínica Mayo coinciden en que la prevención cardiovascular no depende solo de hábitos individuales, sino también de entornos que favorezcan la salud. El trabajo, donde pasamos la mayor parte de nuestras horas, se convierte así en un espacio clave para proteger o descuidar el corazón.
En este artículo revisaremos qué cuidados podemos tener en el ambiente laboral para promover corazones más sanos, basándonos en evidencia científica y en las guías más confiables disponibles.
Factores de riesgo en el entorno laboral
De acuerdo con la Clínica Mayo, la combinación de sedentarismo y estrés crónico es uno de los mayores riesgos cardiovasculares en la vida moderna (Mayo Clinic, 2023). A ello se suman:
Jornadas largas frente a una pantalla, con escaso movimiento.
Opciones alimenticias poco saludables en cafeterías o máquinas expendedoras.
Estrés laboral sostenido, que eleva presión arterial y afecta la salud emocional.
Falta de sueño de calidad, agravada por horarios extendidos o turnos nocturnos.
Ambientes laborales tóxicos que potencian ansiedad y hábitos dañinos (como fumar o comer en exceso).
Ausencia de espacios para realizar actividad física.
El ambiente de trabajo puede ser, por tanto, un detonador de riesgo o una plataforma de prevención.
Life’s Essential 8: una brújula para el corazón en el trabajo
La AHA desarrolló el marco Life’s Essential 8, una actualización de su clásico Life’s Simple 7. Este enfoque incluye ocho métricas que son fáciles de integrar a programas laborales de bienestar (AHA, 2022):
Alimentación saludable
Actividad física regular
Sueño de calidad
Control del peso
Niveles adecuados de colesterol
Presión arterial normal
Control de glucosa en sangre
No fumar
En el contexto laboral, estas métricas pueden convertirse en políticas prácticas: ofrecer alimentos saludables, permitir pausas activas, organizar campañas de chequeos médicos y fomentar la desconexión digital después de la jornada.
Estrés laboral: el enemigo invisible
La Clínica Mayo señala que el estrés prolongado incrementa el riesgo de hipertensión, infartos y accidentes cerebrovasculares (Mayo Clinic Healthcare, 2022). El problema es que en ambientes laborales muchas veces se normaliza este vivir-trabajar con estrés.
Estrategias prácticas que pueden aplicarse en las organizaciones incluyen:
Pausas activas de 5–10 minutos cada hora para estiramiento o caminatas breves.
Programas de mindfulness o respiración consciente durante la jornada.
Ajustes de carga laboral para evitar jornadas excesivas.
Promover un liderazgo que valore la salud mental y evite la cultura de “estar siempre disponible”.
Estas medidas no solo benefician el corazón: también mejoran productividad y clima laboral.
Alimentación: cambiar la oferta, no solo la conciencia
La AHA recomienda intervenciones sencillas para transformar el entorno alimentario en el trabajo (AHA, Healthy Workplace Food & Beverage Toolkit):
Incluir frutas, vegetales, cereales integrales y opciones bajas en sodio y azúcar en cafeterías.
Sustituir snacks ultraprocesados en máquinas expendedoras por nueces, barras de granola o yogurt bajo en grasa.
Asegurar disponibilidad de agua potable en lugar de refrescos azucarados.
Ofrecer menús etiquetados con información nutricional.
El trabajador puede decidir mejor si el ambiente ofrece opciones reales. La responsabilidad no debe recaer únicamente en la fuerza de voluntad individual.
El valor de la actividad física en la oficina
La AHA recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana. Sin embargo, pasar ocho horas sentado frente a una pantalla es una barrera enorme. Algunas medidas simples en el ámbito laboral son:
Promover escaleras sobre elevadores en edificios corporativos.
Establecer reuniones de pie o caminando.
Implementar convenios con gimnasios o programas de ejercicio en la oficina.
Colocar estaciones de trabajo ajustables (para alternar entre sentado y de pie).
No se trata de convertir la oficina en un gimnasio, sino de romper con el sedentarismo crónico.
Evaluaciones de salud en el trabajo
La AHA y la Clínica Mayo coinciden en la importancia de integrar chequeos regulares: presión arterial, colesterol, glucosa, índice de masa corporal. Estos chequeos pueden organizarse anualmente en el entorno laboral, y acompañarse de asesorías médicas o nutricionales.
El costo para la empresa es bajo comparado con el costo de la inacción: ausentismo, bajas por enfermedad, menor productividad y, sobre todo, la pérdida de vidas.
El sueño: un factor olvidado
El sueño insuficiente se asocia con hipertensión, obesidad y problemas de control de glucosa. Por ello, la AHA incluyó el sueño saludable en su marco Life’s Essential 8.
En el ambiente laboral esto se traduce en políticas como:
Evitar jornadas excesivas o turnos rotativos sin control.
Promover un cierre laboral real al final de la jornada (sin correos ni llamadas fuera de horario).
Sensibilizar sobre higiene del sueño: horarios regulares, evitar pantallas antes de dormir, ambientes oscuros y silenciosos.
Dormir bien es una estrategia preventiva para el corazón.
Cultura organizacional y corresponsabilidad
La experiencia de la AHA muestra que los programas de bienestar cardiovascular en empresas son más efectivos cuando hay apoyo desde la alta dirección. No basta con carteles o pláticas: debe haber políticas, presupuestos y liderazgo que prioricen la salud.
La Clínica Mayo insiste en que los cambios individuales son más sostenibles cuando se insertan en una cultura organizacional que valore la prevención y ofrezca entornos saludables. En otras palabras: el cuidado del corazón en el trabajo es corresponsabilidad de todos.
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La salud del corazón no se juega solo en el consultorio médico: se decide cada día en la oficina, la fábrica o el taller. El sismo silencioso del sedentarismo, el estrés y los malos hábitos puede ser tan devastador como cualquier desastre.
La buena noticia es que las herramientas para prevenirlo ya existen: métricas claras (AHA), estrategias prácticas (Mayo Clinic), y evidencia sólida de que un ambiente laboral saludable salva vidas y mejora resultados.
Como profesionales de la seguridad y salud ocupacional, tenemos la oportunidad de llevar estos principios al centro de la agenda laboral. Porque cuidar el corazón en el trabajo no es un lujo, es una responsabilidad profesional, ética y humana.
Dr. Enrique Jean
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